En esa fábula, los madrileños se levantan cada día con el único propósito de joder a Cataluña. Cualquiera que haya estado en la capital de España unos dias se da cuenta de que ya no miran a Barcelona. Que ahora persiguen a Londres, Nueva York o Berlin.
Los políticos separatistas no van a admitir que sus políticas miopes han conducido a sus regiones a un callejón sin salida, que tienen cada vez menos peso en España y en el mundo. Que las grandes empresas huyen de una atmósfera asfixiante, cierran y se van. Pero eso les da igual. Mientras ellos vayan en coche oficial, lo demás importa una higa. Y, si de paso, consiguen pillar para sus amiguetes la gestión de aeropuertos, pues mucho mejor.
(*) Este personajillo (ERC) auguró una guerra civil en Cataluña si fallaba el Estatut . ¿Hay algún premio a las estupideces por kilometro cuadrado?.
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